Mi perplejidad y casi angustia se vuelve casi temor cuando leo el escrito del Sr. Tirado, en el contexto en el que está desenvolviéndose el conflicto de los jueces.
¿A quién cree representar para poder decir:
* ¡vamos a decirle al ciudadano la verdad!, y además sin miedo, sin odio.....
* Ahora les toca a ellos?
De verdad que no es que funcione mal la justicia es que con jueces como el Sr. Tirado ya puede haber los medios que se quieran que una persona así no puede impartir justicia.
¿Qué verdad tiene que decir el Sr. Tirado al ciudadano? ¿la suya? o LA VERDAD que el "pobre" ciudadano no sabe conocer y se la tiene que revelar el Sr. Tirado? Y ¿tan peligrosa es la verdad o su verdad Sr. Tirado que tiene que proclamarla sin miedo? ¿miedo a quién? ¿A ELLOS? ¿Quiénes son ellos?
Miedo el que han pasado muchos cuando se han manifestado, cuando han hecho alguna huelga y eran considerados y juzgados como alteradores del "orden público". Y estos ciudadanos, mucho me temo que no necesitan de su verdad porque tienen la suya.
Lo que ocurre, no al ciudadano, sino a muchos ciudadanos es miedo a jueces como el Sr. Tirado que tienen un poder en sus manos y lo usan como lo están usando.
¿Quiénes son ellos? Mucho me temo que se refiere al gobierno que ha sido elegido por tantos ciudadanos que tal vez no necesitan de su verdad.
Mucho me temo que lo que ocurre es que algunos todavía no han aceptado que en España existen elecciones y que la mayoría no elige lo que el Sr. Tirado quisiera.
Da pavor cuando un juez utiliza la palabra "odio". Porque quizás resuenen aquellas palabras: "De la abundancia del corazón habla la boca".
martes, 13 de enero de 2009
domingo, 11 de enero de 2009
¿POLITIZACIÓN DE LA JUSTICIA o JUSTICIA POLITIZADA?
En un largo artículo El País nos informa de la situación en la que se encuentra la renovación de instituciones judiciales esenciales para el funcionamiento del Estado como es la renovación del Tribunal Constitucional.
En un artículo de hace unos días se quejaba D. Perfecto Andrés de la politización de la justicia.
Es evidente que la politización proviene por un lado de la ley y su aplicación por parte de los partidos. ¿Pero cuánto tiene que ver en ello el modo de asociarse y organizarse la masa social de la judicatura?
La cuestión es si estamos ante la politización de la justicia, que siempre será un eterno problema, pues el poder siempre procurará hacerlo por los medios que pueda, y en España en esto hemos llegado a una insufrible situación por parte de los partidos que hacen las propuestas de candidatos.
Pero el problema que preocupa sobre todo a la ciudadanía no es tanto esa absurda situación de los partidos, que puede ser cambiante, sino la politización de los jueces que les lleva a perder de tal forma su tan proclamada independencia, para reforzar esa absurda situación hasta hacer inviable cualquier solución.
Estamos tan acostumbrados, como hemos visto en el Consejo General de Poder judicial, a que los pronunciamientos colegiados se adapten firmemente a la dependencia de los votos a los partidos que les ha nombrado que hablar de su “independencia” resulta una pura chanza.
Llega a ser tal la situación que Javier Pradera llega a pretender mostrar como ejemplo de independencia el pronunciamiento sobre la sanción al juez Tirado como ejemplo de independencia. Un ejemplo cuya excepción confirma la regla de comportamiento normal del Consejo; donde ha primado por esta vez más el corporativismo que la dependencia partidista.
Todo el mundo sabe y padece normalmente el mal funcionamiento de la justicia. No es de ahora. Los jueces han sido un cuerpo tradicionalmente bastante cerrado y durante mucho tiempo apenas han promovido las acciones pertinentes para superar las dificultades que ahora reclaman como situación extrema. Solo así se explica que durante las diversas alternancias del poder democrático, que ya es de 30 años, apenas se haya actuado eficazmente sobre este problema.
¿Es mera coincidencia con la situación creada en las renovaciones del Consejo y del Tribunal constitucional? ¿Es mera coincidencia con la sanción al juez Tirado?
Causa asombro ver que los Decanos se reúnen “a escondidas”, para preparar una huelga. ¿Reflexionarán ahora sobre la actitud que tuvieron durante tantos años en los juicios habidos contra las reuniones clandestinas de los sindicatos cuando intentaban preparar una huelga? ¿Y las sentencias que dictaron? Porque no estamos hablando tampoco de jueces recién salidos de la olla, sino bien curtidos en las lides de hace muchos años.
Los que tenemos cierta edad no acertamos a comprender estas reacciones de los jueces que pueden llegar a poner en cuestión el funcionamiento normal del Estado. ¿O no vamos a recordar cuando una huelga en España era juzgada como “desorden público”?
Pienso que es una locura que los jueces se pongan en huelga y tengo serias dudas acerca de su legalidad.
Pero sobre todo pienso que el momento elegido responde a una motivación política, más que a una cuestión de auténtica preocupación por el mal funcionamiento por falta de medios.
El problema no es tanto la politización de la justicia sino la politización de los jueces. Porque son los jueces los que tienen la obligación de no dejarse politizar y mantener su independencia.
Y aunque se quejen de que el Gobierno se inmiscuye en su gobierno, ciertamente es competencia del gobierno el funcionamiento de la justicia. No es de recibo que se llegue a extremos como la sanción al juez Tirado, que el Consejo reconoce, porque por eso hay sanción, y la sensibilidad social acerca de cómo valoran los jueces sus propios fallos y cómo valoran los fallos de los demás; habiendo como hay normas de su propio gobierno para clasificar dicha falta con respecto al bien jurídico que hay que respaldar y a las consecuencias que el fallo ha causado. Eso no tiene nada que ver con el "ejercicio del poder judicial", sino a una falta de tipo disciplinario.
Que el gobierno hay intervenido adecuada o inadecuadamente es una cuestión secundaria. Y de eso los jueces deben saber mucho a la hora de matizar.
- Sobre el tema de los medios..... y funcionamiento..... extraigo una declaración de la Consejera de Justicia de la Junta de Andalucía:
"¿Por qué no hablan nunca de los jueces interinos? ¿Qué es más grave para la justicia, que haya un funcionario, o un juez interino? ¿Podemos llegar a saber por qué y cuándo se dan de baja? ¿Cuánto tiempo se tarda en cubrir la plaza de un juez? ¿Es un juez una persona que nunca descansa, nunca duerme, nunca se va de vacaciones? ¿Por qué nadie habla de de las plazas de jueces que no están cubiertas? Yo he creado el pasado 30 de diciembre nuevos juzgados con toda la plantilla allí y sin jueces. Esa es la clara desventaja. Deben tener la misma obligación que los demás."
Unas líneas antes el periodista le hace algunas preguntas también sobre algunos "privilegios" que tienen los funcionarios de justicia, que no son comunes con otros funcionarios y no digamos con los trabajadores. ¿Tendrán alguna influencia ciertos privilegios sobre el funcionamiento de la justicia?
En un artículo de hace unos días se quejaba D. Perfecto Andrés de la politización de la justicia.
Es evidente que la politización proviene por un lado de la ley y su aplicación por parte de los partidos. ¿Pero cuánto tiene que ver en ello el modo de asociarse y organizarse la masa social de la judicatura?
La cuestión es si estamos ante la politización de la justicia, que siempre será un eterno problema, pues el poder siempre procurará hacerlo por los medios que pueda, y en España en esto hemos llegado a una insufrible situación por parte de los partidos que hacen las propuestas de candidatos.
Pero el problema que preocupa sobre todo a la ciudadanía no es tanto esa absurda situación de los partidos, que puede ser cambiante, sino la politización de los jueces que les lleva a perder de tal forma su tan proclamada independencia, para reforzar esa absurda situación hasta hacer inviable cualquier solución.
Estamos tan acostumbrados, como hemos visto en el Consejo General de Poder judicial, a que los pronunciamientos colegiados se adapten firmemente a la dependencia de los votos a los partidos que les ha nombrado que hablar de su “independencia” resulta una pura chanza.
Llega a ser tal la situación que Javier Pradera llega a pretender mostrar como ejemplo de independencia el pronunciamiento sobre la sanción al juez Tirado como ejemplo de independencia. Un ejemplo cuya excepción confirma la regla de comportamiento normal del Consejo; donde ha primado por esta vez más el corporativismo que la dependencia partidista.
Todo el mundo sabe y padece normalmente el mal funcionamiento de la justicia. No es de ahora. Los jueces han sido un cuerpo tradicionalmente bastante cerrado y durante mucho tiempo apenas han promovido las acciones pertinentes para superar las dificultades que ahora reclaman como situación extrema. Solo así se explica que durante las diversas alternancias del poder democrático, que ya es de 30 años, apenas se haya actuado eficazmente sobre este problema.
¿Es mera coincidencia con la situación creada en las renovaciones del Consejo y del Tribunal constitucional? ¿Es mera coincidencia con la sanción al juez Tirado?
Causa asombro ver que los Decanos se reúnen “a escondidas”, para preparar una huelga. ¿Reflexionarán ahora sobre la actitud que tuvieron durante tantos años en los juicios habidos contra las reuniones clandestinas de los sindicatos cuando intentaban preparar una huelga? ¿Y las sentencias que dictaron? Porque no estamos hablando tampoco de jueces recién salidos de la olla, sino bien curtidos en las lides de hace muchos años.
Los que tenemos cierta edad no acertamos a comprender estas reacciones de los jueces que pueden llegar a poner en cuestión el funcionamiento normal del Estado. ¿O no vamos a recordar cuando una huelga en España era juzgada como “desorden público”?
Pienso que es una locura que los jueces se pongan en huelga y tengo serias dudas acerca de su legalidad.
Pero sobre todo pienso que el momento elegido responde a una motivación política, más que a una cuestión de auténtica preocupación por el mal funcionamiento por falta de medios.
El problema no es tanto la politización de la justicia sino la politización de los jueces. Porque son los jueces los que tienen la obligación de no dejarse politizar y mantener su independencia.
Y aunque se quejen de que el Gobierno se inmiscuye en su gobierno, ciertamente es competencia del gobierno el funcionamiento de la justicia. No es de recibo que se llegue a extremos como la sanción al juez Tirado, que el Consejo reconoce, porque por eso hay sanción, y la sensibilidad social acerca de cómo valoran los jueces sus propios fallos y cómo valoran los fallos de los demás; habiendo como hay normas de su propio gobierno para clasificar dicha falta con respecto al bien jurídico que hay que respaldar y a las consecuencias que el fallo ha causado. Eso no tiene nada que ver con el "ejercicio del poder judicial", sino a una falta de tipo disciplinario.
Que el gobierno hay intervenido adecuada o inadecuadamente es una cuestión secundaria. Y de eso los jueces deben saber mucho a la hora de matizar.
- Sobre el tema de los medios..... y funcionamiento..... extraigo una declaración de la Consejera de Justicia de la Junta de Andalucía:
"¿Por qué no hablan nunca de los jueces interinos? ¿Qué es más grave para la justicia, que haya un funcionario, o un juez interino? ¿Podemos llegar a saber por qué y cuándo se dan de baja? ¿Cuánto tiempo se tarda en cubrir la plaza de un juez? ¿Es un juez una persona que nunca descansa, nunca duerme, nunca se va de vacaciones? ¿Por qué nadie habla de de las plazas de jueces que no están cubiertas? Yo he creado el pasado 30 de diciembre nuevos juzgados con toda la plantilla allí y sin jueces. Esa es la clara desventaja. Deben tener la misma obligación que los demás."
Unas líneas antes el periodista le hace algunas preguntas también sobre algunos "privilegios" que tienen los funcionarios de justicia, que no son comunes con otros funcionarios y no digamos con los trabajadores. ¿Tendrán alguna influencia ciertos privilegios sobre el funcionamiento de la justicia?
viernes, 2 de enero de 2009
NO ES LA INSIDIA DEL "CORPORATIVISMO", Sr. Andrés
Comentario al artículo de D. Perfecto Andrés Ibañez, El País, 2 Enero 2009
Una cosa quiero dejar clara desde el principio y en la que estoy completamente de acuerdo con el Sr. Andrés.
Probablemente la mayoría de jueces en los juzgados de España ejercen su labor en condiciones de falta de medios y carga de trabajo y no se encuentra reconocida socialmente en los acontecimientos que normalmente suelen salir en la prensa cuando se tratan temas judiciales.
Por un lado es una enfermedad más de las muchas que tenemos que padecer como consecuencia de la espectacularización de los medios y por tanto de las noticias.
Salvado eso cuya ignorancia sería una injusticia, veamos si los problemas que ahora se están planteando obedecen a una insidia o a otras cosas:
La politización de la justicia
Es evidente que la politización proviene por un lado de la ley y su aplicación por parte de los partidos. ¿Pero cuánto tiene que ver en ello el modo de asociarse y organizarse la masa social de la judicatura?
Porque por muy politizada que quieran tener los partidos la organización judicial si realmente los jueces y magistrados del Consejo General del Poder judicial ejercieran la independencia que ayer apuntaba Javier Pradera en el caso de la sanción del Sr. Tirado probablemente no habríamos llegado a la situación tan absurda que nadie puede comprender respecto a la renovación de sus miembros.
Lo mismo podemos decir respecto a la renovación del Tribunal Constitucional.
Está claro: si unos politizan, otros se dejan politizar. Y a mí me parece más grave que los jueces y magistrados se dejen politizar que el hecho de que los gobernantes, como siempre, procuren politizar a la justicia.
Y volviendo al tema del principio no son precisamente los jueces con falta de medios y agobiados de trabajo los que están politizados. Mucho me temo que los que están politizados son precisamente los que no están en dichos juzgados sino …… p.e. en el CGPJ.
La falta de medios
¿Qué institución, empresa, organización etc. no podrá quejarse de falta de medios? Siempre y en cualquier circunstancia alguien podrá quejarse de falta de medios. Siempre podrá uno achacar al Ministerio la ineficiencia de gestión. Pero también me pregunto ¿No es cierto que el que no llora no mama?
No tengo información suficiente como para poder valorar el grado de independencia que tiene un juez a la hora de invertir en medios técnicos para mejorar el funcionamiento de su juzgado.
Es cierto que es de pena a veces entrar a algunas oficinas judiciales donde la falta de espacio, la misma habitabilidad de los edificios es cuestionable. Pero a mí me parece que la falta de medios respecto a la carga de trabajo, hace más referencia a medios que no son tan difíciles de adquirir como los espacios arquitectónicos.
Resulta increíble entonces que los jueces hayan permitido llegar a ese estado de inopia, en cuyo caso algo de culpa tendrían ellos mismos.
Cualquier negocio de poca monta tiene un sistema de gestión en el que el fallo del Sr. Tirado habría sido difícil que sucediera.
Por eso la sociedad aunque pueda entender la falta de medios de forma genérica y la sobrecarga de trabajo no puede entender que un Juez cometa un fallo como el que ha ocurrido en el juzgado de Sevilla.
Menos puede entender que al subordinado se le aplique una vara de medir tan absolutamente diferente y desproporcionada con la que se mide la falta del Sr. Juez.
Que el hecho de la sanción sirva para la reivindicación de la falta de medios de forma generalizada en toda la judicatura me parece francamente aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid.
Tenemos derecho a suponer que la situación límite que describe el Sr. Andrés tenía una trayectoria muy anterior al tema de la sanción. ¿Por qué surge ahora con tanta “importancia” y no hace dos o tres años?
El tema de la sanción es escandalosa no porque queramos que “sea dura”, yo no deseo el mal de nadie, pero sí que resulta pavorosamente inadecuada al objeto del bien que hay que restaurar y el daño causado.
Inevitablemente, dado el grado de politización pienso que respecto a la sanción se ha pensado más en “castigar al gobierno” que en “reparar el daño causado”.
Inevitablemente, dado el trato que se ha dado a la secretaria del juzgado y el que se ha dado al Sr. Juez, pienso en el “corporativismo”.
Eso no excluye que no esté de acuerdo con que el gobierno ahora pretenda legislar.
¿Para cuándo de verdad un pacto por la justicia tanto por parte de unos como por parte de otros?
En mi opinión tanto el tema de la politización como el de la falta de medios respecto a la situación a la que se ha llegado, no es cuestión de insidia contra los jueces sino “dejadez por parte de los jueces y sus órganos de gobierno que se han dejado politizar y se han dejado llevar por la inercia en vez de exigir medios necesarios”.
Una cosa quiero dejar clara desde el principio y en la que estoy completamente de acuerdo con el Sr. Andrés.
Probablemente la mayoría de jueces en los juzgados de España ejercen su labor en condiciones de falta de medios y carga de trabajo y no se encuentra reconocida socialmente en los acontecimientos que normalmente suelen salir en la prensa cuando se tratan temas judiciales.
Por un lado es una enfermedad más de las muchas que tenemos que padecer como consecuencia de la espectacularización de los medios y por tanto de las noticias.
Salvado eso cuya ignorancia sería una injusticia, veamos si los problemas que ahora se están planteando obedecen a una insidia o a otras cosas:
La politización de la justicia
Es evidente que la politización proviene por un lado de la ley y su aplicación por parte de los partidos. ¿Pero cuánto tiene que ver en ello el modo de asociarse y organizarse la masa social de la judicatura?
Porque por muy politizada que quieran tener los partidos la organización judicial si realmente los jueces y magistrados del Consejo General del Poder judicial ejercieran la independencia que ayer apuntaba Javier Pradera en el caso de la sanción del Sr. Tirado probablemente no habríamos llegado a la situación tan absurda que nadie puede comprender respecto a la renovación de sus miembros.
Lo mismo podemos decir respecto a la renovación del Tribunal Constitucional.
Está claro: si unos politizan, otros se dejan politizar. Y a mí me parece más grave que los jueces y magistrados se dejen politizar que el hecho de que los gobernantes, como siempre, procuren politizar a la justicia.
Y volviendo al tema del principio no son precisamente los jueces con falta de medios y agobiados de trabajo los que están politizados. Mucho me temo que los que están politizados son precisamente los que no están en dichos juzgados sino …… p.e. en el CGPJ.
La falta de medios
¿Qué institución, empresa, organización etc. no podrá quejarse de falta de medios? Siempre y en cualquier circunstancia alguien podrá quejarse de falta de medios. Siempre podrá uno achacar al Ministerio la ineficiencia de gestión. Pero también me pregunto ¿No es cierto que el que no llora no mama?
No tengo información suficiente como para poder valorar el grado de independencia que tiene un juez a la hora de invertir en medios técnicos para mejorar el funcionamiento de su juzgado.
Es cierto que es de pena a veces entrar a algunas oficinas judiciales donde la falta de espacio, la misma habitabilidad de los edificios es cuestionable. Pero a mí me parece que la falta de medios respecto a la carga de trabajo, hace más referencia a medios que no son tan difíciles de adquirir como los espacios arquitectónicos.
Resulta increíble entonces que los jueces hayan permitido llegar a ese estado de inopia, en cuyo caso algo de culpa tendrían ellos mismos.
Cualquier negocio de poca monta tiene un sistema de gestión en el que el fallo del Sr. Tirado habría sido difícil que sucediera.
Por eso la sociedad aunque pueda entender la falta de medios de forma genérica y la sobrecarga de trabajo no puede entender que un Juez cometa un fallo como el que ha ocurrido en el juzgado de Sevilla.
Menos puede entender que al subordinado se le aplique una vara de medir tan absolutamente diferente y desproporcionada con la que se mide la falta del Sr. Juez.
Que el hecho de la sanción sirva para la reivindicación de la falta de medios de forma generalizada en toda la judicatura me parece francamente aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid.
Tenemos derecho a suponer que la situación límite que describe el Sr. Andrés tenía una trayectoria muy anterior al tema de la sanción. ¿Por qué surge ahora con tanta “importancia” y no hace dos o tres años?
El tema de la sanción es escandalosa no porque queramos que “sea dura”, yo no deseo el mal de nadie, pero sí que resulta pavorosamente inadecuada al objeto del bien que hay que restaurar y el daño causado.
Inevitablemente, dado el grado de politización pienso que respecto a la sanción se ha pensado más en “castigar al gobierno” que en “reparar el daño causado”.
Inevitablemente, dado el trato que se ha dado a la secretaria del juzgado y el que se ha dado al Sr. Juez, pienso en el “corporativismo”.
Eso no excluye que no esté de acuerdo con que el gobierno ahora pretenda legislar.
¿Para cuándo de verdad un pacto por la justicia tanto por parte de unos como por parte de otros?
En mi opinión tanto el tema de la politización como el de la falta de medios respecto a la situación a la que se ha llegado, no es cuestión de insidia contra los jueces sino “dejadez por parte de los jueces y sus órganos de gobierno que se han dejado politizar y se han dejado llevar por la inercia en vez de exigir medios necesarios”.
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