lunes, 14 de diciembre de 2009

Cómico si no fuera trágico

Que haya jueces tales como el juez Campelo que en una apelación por un juicio de faltas contra una mujer que agredió a la novia de su marido con el que estaba en trámites de separación, se dirija a éste con párrafos con tanta consistencia jurídica como:

"Compartías la vida con tu mujer, tenías una hija, tenías salud y es de suponer que disfrutabas de las condiciones necesarias para vivir una vida normal de agradecimiento a Dios. Sin embargo, apareció en tu vida una mujer mucho más joven que tu esposa, y que tú suponías podía hacerte más feliz. Apareció también el Maligno y te dijo ¿Cómo es que Dios te prohíbe comer de ese árbol? Come y serás como Dios conocedor del bien y del mal. Y tú, como Adán y no obstante ser consciente de los muchos árboles de tu vida que puedes disfrutar, viendo que ese fruto prohibido era apetecible a la vista y bueno para lograr sabiduría, entendida como lo socialmente correcto, te erigiste en decisor de lo que es bueno y malo y comiste del árbol";

digo, que haya jueces así es una cosa propia de la riqueza humana de la vida y de las estridencias propias del ser humano. Siempre tienen que haber y suceder cosas extrañas para el encanto de la vida, pero....

Que el juez no sea sancionado porque el Consejo General del Poder Judicial ha dejado prescribir la sanción es lo que debería fundamentar una huelga de ciudadanos ante la Administración de Justicia, requiriendo una "sanción" a todos los consejeros.

Por lo mismo que deberíamos ponernos en huelga ante el hecho de que el Tribunal Constitucional tal como está, es decir, hecho unos zorros, tenga en su poder el dar una sentencia compleja, difícil y de mucha trascendencia. Claro que los que debieran dimitir son los responsables del desaguisado en el que está la Administración de Justicia. Pero lo pagamos todos. Y que ¡viva la Pepa!